martes, 30 de septiembre de 2008

LA EDUCACIÓN NO SE NEGOCIA

Los estudiantes de ciencias médicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), se congregaron la semana pasada frente a la jefatura de gobierno (Av. de Mayo 525, frente a la Casa Rosada), para protestar contra el convenio firmado por Mauricio Macri con las universidades privadas.

Este, acuerda entregarle a dichas instituciones, plazas o cupos, para que sus alumnos puedan hacer los últimos años de sus carreras, en los hospitales públicos. De esta manera, se reduce el número de estudiantes de la UBA que pueden ingresar en los 34 hospitales porteños ya colapsados por el gran caudal de alumnos de la universidad pública que realizan su "formación de grado en el área clínica" (según indicaron en un panfleto que entregaron a los que se acercaban al lugar de su protesta).

El decano de la Facultad de Medicina, Alfredo Buzzi, que se sumó a la protesta de los centros de estudiantes, dijo para el diario Página/12: "No estamos en contra de las facultades privadas, pero los hospitales públicos deben ser para la formación de los alumnos de la universidad pública".

La propuesta o sugerencia o petitorio de los estudiantes de ciencias medicas, propone, según nos comentaban algunos de los organizadores de la manifestación, que las universidades privadas tengan sus propios hospitales, valga la redundancia, privados y firmen convenios con estos para no quitarle espacio a los casi 60 mil estudiantes de la UBA (según el censo estudiantil del 2004), que realizan los últimos años de sus carreras en hospitales públicos.

“Si les dan un 10 por ciento de las vacantes a las universidades privadas, cerca de 1100 estudiantes quedarán sin posibilidades de cursar materias prácticas”, explicó Yamila Aparicio, presidenta del centro de estudiantes.


La protesta, además de la movilización desde la Facultad de Medicina hacia la Jefatura de Gobierno, que fue acompañada por varios grupos de izquierda antimacristas, se extendió un largo rato en el que los alumnos se apostaron en la vereda y en algunos de los carriles de las calles aledañas y se dictaron clases allí. El tránsito estuvo cortado parcialmente y se generó el caos al que ya estamos acostumbrados quienes transitamos por el centro porteño a diario.

La consigna era clara: "La educación no es una empresa". Los alumnos agrupados en el lugar reclamaron contra lo que para ellos es un nuevo intento por privatizar la educación.


Llamativamente los medios no le dieron el lugar que merecía esta noticia. Es inadmisible que se realicen negociados con la educación y menos cuando perjudican a los estudiantes.

En el panfleto que repartía la asamblea de estudiantes, se recalcaba la necesidad de no dejar que a la Universidad de Buenos Aires le pase lo que le ocurrió a las escuelas públicas que fueron deteriorándose en sentido estructural y de contenidos, y fueron cediendo su lugar a las escuelas privadas.

El reclamo es claro: Los alumnos y docentes de la UBA piden que se derogue el convenio firmado con facultades privadas y que el gobierno adopte políticas "en Pro de la educación y la salud Pública".

La verdad que huele muy mal este acuerdo. Todos sabemos de los grandes grupos empresarios que lidera el Jefe de Gobierno y sus ideas de como debe manejarse un país. El lugar que le otorga Mauricio Macri al sector privado es muy grande, reduciendo el papel del Estado. Esto puede ser bueno en algunas áreas del sistema, pero la finalidad de las empresas es la misma, ser rentables, por lo que en la educación, es un tema sensible el de la presencia de empresas. No se puede restar importancia y lugar a la universidad pública de nuestro país, que supo ser modelo de América Latina, en pos de negociados absurdos.

La educación no se negocia; el gobierno porteño deberá articular sus convenios de tal manera que no afecten a los estudiantes de la UBA, deberá buscar alternativas a sus negociados para que sus bolsillos no se llenen a costas de los alumnos que estudian y se forman en el ámbito público. Esta es una nueva forma de fomentar la desigualdad, dándole espacios a aquellos que pueden pagar por ello, en perjuicio de quienes no.

No estoy en contra de los negocios que quiera realizar el ex presidente de Boca, ni que los alumnos se formen en el ámbito privado (de hecho yo lo hice), pero esto no debe menoscabar el sistema de educación pública, pilar para el desarrollo y el crecimiento a largo plazo del país. Sin educación no hay progreso, y no "va a estar bueno Buenos Aires".

*fotos propias de Panoramanegro.blogspot.com

martes, 23 de septiembre de 2008

¿Se derrumba el capitalismo?

La crisis financiera internacional estuvo en el centro de la escena mediática durante toda la semana pasada, y sigue dando que hablar en estos días. "El primer mundo se derrumba como una burbuja", expresó con cierto desdén y placer la presidenta.

La quiebra de varios bancos de inversión en Estados Unidos, donde el Tesoro (una especie de Banco Central argentino, salvando las distancias) debió iniciar un plan de salvataje para evitar que la crisis se disemine por todo el sistema, ha repercutido en todo el mundo. Esto se pudo apreciar en los principales indicadores de los países, que bajaron sus porcentajes de manera abrupta, pero una vez anunciado el plan del gobierno de Bush para rescatar a las entidades que apostaron de más en la timba financiera, volvieron a estabilizarse.

El pesimismo generalizado en los medios preocupo hasta al más aislado de la economía internacional. Es difícil medir el grado de consecuencias de esta crisis finaciera en nuestro país y en el mundo. Cómo las variables de la economía son impredecibles y están vinculadas a las especulaciones de los principales grupos económicos, los análisis de estas situaciones de turbulencia son variados y generan más incertidumbre.


Hay quienes vislumbran el final de la era capitalista y del libre mercado. La estatización de la deuda llevada a cabo por el gobierno estadounidense, el principal mentor de la libertad de las variables del mercado, hace pensar que se inicia una nueva época en la que los gobiernos se situarán por encima del sistema financiero, regulándolo, para evitar que las usureras especulaciones de los agentes financieros generen otra crisis como la que se vive hoy en día.

Cómo señalo el "gurú" (en los medios se utiliza esta palabra para indicar que es persona sabe mucho y tiene un vasta experiencia en los mercados internacionales) financiero, Mark Mobius en el diario Crítica de la Argentina, nace un nuevo "capitalismo socialista", a causa de la mayor intervención estatal.

¿Puede ocurrir esto realmente? Mi visión nihilista del sistema capitalista quizá me impida observar sus bondades, pero realmente no creo que pueda darse esto. Para lo único que va a mostrarse más "socialista" el sistema capitalista, es para hacerser cargo de todas la deudas de las entidades financieras que apostaron por recursos inseguros para incrementar sus ganancias y ahora sufren las consecuencias. Con la estatización de la deuda de los privados impulsada por la administración Bush, se va a cragar el peso de estos 700 mil millones de dólares que no pueden pagar los bancos de inversión, al bolsillo de los ciudadanos.

Una vez finalizado esto, el capitalismo resurgirá como ya lo hizo en situaciones anteriores y volverá a su dinámica del libre mercado y desmesurada especulación. Va a ser difícil que esto pueda acabarse en este mundo globalizado donde la corrientes de pensamiento hegémonicas que imponen la no intervención estatal ante todo. La verdad que no se si esto es bueno o malo, sólo me propongo dudar, ante toda esta devacle, de sí este sistema es el adecuado, y de sí realmente conviene estar "dentro" de los mercados financieros internacionales como nos indican los "gurúes" del mundo, que deben saber muchísimo más que todos nosotros, que sólo pretendemos saber si nuestra plata se la van a quedar los bancos o si la inflación nos impedirá subsistir.

La presidenta anuncia el canje de la deuda

En su visita a Nueva York, para presenciar la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Cristina Fernández anunció que se reabrirá el canje de la deuda que el país tiene con los bonistas que no aceptaron la oferta presentada en el 2005. Es decir, en palabras sencillas y quizá con alguna imprecisión, que el país le pagará a aquellos que alguna vez compraron bonos de Argentina (una herramienta para financiarse utilizada con frecuencia por nuestro país), lo que no pudo pagarles luego de la crisis del 2001.

El mecanismo de los bonos es el siguiente: el Banco Central, ante la falta de dinero sale a vender estos títulos, prometiendo una tasa de interés que varía según el grado de previsibilidad que ese país tiene para devolver el dinero a los que compraron esos bonos (mientras más inseguro el país, más va a tener que pagar en conceptos de intereses a aquellos que se animan a invertir allí). Cumplido el plazo de los bonos, el gobierno debe devolver a los inversores el dinero que pagaron por los bonos, más el interés prometido. Esto es lo que no hizo Argetina luego del 2001, y que ahora se supone que hará.



Es una medida imprescindible para volver a insertarse en el mercado financiero que estaba cerrado ante la falta de pagos en la que había incurrido el país.
Esto era negado por el gobierno de Kirchner, que se mostró reacio a pagar la deuda con los bonistas en su mandato, y hasta sacó una ley para impedir el pago de la deuda a aquellos especuladores que no habían aceptado la refinanciación de esa deuda en el 2005.
Para resumir, el gobierno no aceptaba de ninguna manera reabrir el canje, pero ahora con esta propuesta que le vino a la presidenta por parte de tres bancos (Barclys, Deutsche Bank y Citibank), se modifica esta postura por una marcadamente más aperturista.

El tema de los números es engorroso, pero se cree que de esta manera el país canjearía el 87% de la deuda que tiene. Se van a otorgar otros bonos a cambio de los viejos, algo que dicen traerá beneficios económicos para Argentina.
Pero la verdad que es difícil entender al gobierno. Nadie cuestiona estos pagos a los acreedores internacionales (pese a las grandes problemáticas sociales que tiene el país), pero ¿Por qué se hace ahora, en medio de la crisis financiera internacional más aguda de los últimos 50 años? ¿Qué hizo cambiar la postura de la administración kirchnerista que se mostraba reacia a pagar a aquellos que no habían aceptado la oferta del canje de la deuda en el 2005? ¿Por qué se busca ahora la reinserción en el sistema que se dice detestar?

Creo que este gobierno, que dice ser de izquierda, y que se muestra feliz ante la caída del "imperio americano" (como tituló Página/12), sabe que el capitalismo va a resurgir una vez más, y que se hace imprescindible abrir las puertas al crédito externo mostrándose solvente y confiable. Una nueva contradicción entre lo que se dice y lo que se hace.

En la actualidad esto parece ser lo mejor, lo que nos recomiendan desde los sectores de poder, hay que ser parte de este sistama de especulación financiera; pero sólo permítanme al menos dudar de este sistema impuesto. ¿Es necesario abrir las puertas al sistema financiero, en medio de esta crisis, y con las desigualdades sociales que sigue generando?

Para mostrarse creíble y fuerte en materia económica, el gobierno va a tener que sincerar otras cuestiones como la inflación, la financiación de su campaña, la valija de Antonini Wilson, entre otos temas, que aún no han sido tomados en cuenta por el informe anual de la organización "Trasnparencia Internacional", que de todas formas nos coloca en el puesto 109 del ranking de corrupción entre 180 paises.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Algo no me cierra



Este es un video que realicé junto a mi amigo y editor de imágenes y sonido Gonzalo Reumann, para tratar de concientizar a todo aquel que lo vea, de los problemas básicos que sufre el mundo, por el sistema capitalista, del que no podemos escapar, pero al cual podemos limitar.
Aunque parezcan temas trillados, y que cansen por su aparición repetitiva en los medios, lejos están de resolverse. Y aunque su solución requiere de una inmediatez absoluta, las potencias mundiales siguen preocupadas en guerras por territorios petrolíferos y despilfarrando millones y millones de dólares en inventos como el de la "máquina de dios" que tiene el objetivo imponente de descubrir el origen del mundo pero que es intangible para toda la sociedad mundial, que necesita de otras cosas de manera urgente.
Espero que les guste y que sea tan sólo el primero de los "video-documentales" (disculpen los documentalistas como Pino Solanas por emparentar este humilde y deficiente trabajo con el suyo) de los muchos que realizaré junto a mi gran amigo Gonzalo.

El link para verlo en youtube es:
http://www.youtube.com/watch?v=VCn18IFuzEg

martes, 9 de septiembre de 2008

Se sigue fallando en las "formas" de llevar a cabo las políticas gubernamentales.

Se han producido en los últimos días hechos políticos, económicos y sociales importantes en nuestro país. Todos mostraron el sello del gobierno, de su forma de hacer política, de sus formas de afrontar los acontecimientos y de su forma de resolverlos.

Por un lado, la presidenta Cristina Fernández anunció la semana pasada el pago de la deuda al "Club de París". De manera sorpresiva, decretó que el pago a los acreedores que se agrupan bajo ese título, se hará de manera inmediata con las reservas a libre disponibilidad del Banco Central.

Las primeras impresiones que causó la medida fueron de entusiasmo y de júbilo entre grupos empresarios y sectores afines al gobierno. La mayoría coincide en que deben saldarse las deudas con los acreedores extranjeros para volver a reinsertarse en el comercio mundial y abrir las puertas a futuros créditos de inversores del exterior, y no depender de los petrodolares de nuestro aliado venezolano Hugo Chávez. Es la idea hegemónica del momento, todos deben abrir sus puertas al mundo, y fomentar la globalización financiera. Idea afin a las prácticas capitalistas. Pero, ¿Es prioridad del país saldar su deuda con los inversores que compran bonos y especulan con la economía de nuestro país? Por lo que nos transmiten los medios y los sectores económicos si, pero es un tema para discutir.

Rapidamente, ese jolgorio previo se transformó en un mar de dudas. Estas fueron producto de imprecisiones en el decreto en cuanto a la normativa vigente para el uso de los fondos de libre disponibilidad del Banco Central. Estas, sólo pueden usarse para el pago a organismos internacionales y el "Club de París", según explica Nelson Castro en su columna dominical de Perfil, no tiene existencia legal ni estatutos, es sólo un grupo de acreedores agrupados en un "club".

A esta controversia legal, además se le sumaron dudas desde los mercados internacionales, que no respondieron de la manera que se esperaba y se mostraron cautos, por lo que el precio de los bonos argentinos se mantuvo bajo.

Los impactos que busca el gobierno ya no causan tanto efecto. Esta manera del matrinomio de decretar medidas unilateralmente, sin una estructura previa que prevea esto que anunciamos anteriormente, no caen bien. Parece que tienen poca memoria, y consecuentemente no pueden aprender de sus errores. Se pueden trazar varios paralelismos con la forma en que se buscó aumentar las retenciones a las exportaciones de productos agrícolas, sin consulta previa, sin discusiones del sector, sólo movidos por las convicciones personales y a través de decretos.

No dudo de las buenas intenciones del gobiernos en estas cuestiones, pero la manera en que llevan a cabo sus políticas está generando un rechazo de todos los sectores de la sociedad y los efectos positivos de las mismas se están reduciendo.

Algo similar ocurre con la reestatización de Aerolíneas Argentinas. La ley que se sancionó la semana pasada, depertó numerosas críticas de la oposición por los "baches" de la misma en cuestiones tan importantes como saber quien va a hacerse cargo de la deuda de 890 millones de dólares con la que acarrea la empresa. O el tema referido a el precio en que se va a tasar la compania, que según el acta-acuerdo firmado por el secretario de transporte Ricardo Jaime y Marsans (la empresa que manejó Aerolíneas estos últimos años) debía quedar en manos de un tercero. El problema es que ese acuerdo fue extirpado del proyecto, pero para Marsans sigue vigente y podría presentarse ante un tribunal internacional si se opone al precio que fije para la compania el Tribunal de Tasaciones de la Nación.

Como se ve, es una maraña de intereses que debieron acordarse antes de sancionar esta ley, pero el gobierno prefiere hacer las cosas a su manera sin escuchar otras propuestas.

Ajenos a estos inconvenientes político-económicos, miles de personas siguen teniendo severos problemas todos los días para ir a trabajar. El sistema ferroviario en la Capital Federal y en el Gran Buenos Aires esta colapsado. Esto salta a la luz de la peor manera, cuando la gente quema vagones y apedrea las formaciones cuando su indignación y brutalidad los desborda. En las estaciones de Merlo y Castelar donde funciona (con serias difilcultades) la ex línea Sarmiento, cuya concesión está en manos de TBA, se produjeron serios incidentes producto de la bronca de pasajeros que se cansaron de aguantar las demoras en el servicio. Reacción que entendemos pero no compartimos. Habría que ser más creativos a la hora de protestar.

El gobierno, fiel a su estilo, acusó de sabotaje a grupos de izquierda, como el Polo Obrero, el grupo Quebracho, el partido Projecto Sur, entre otros. Se deslindó de sus responsabilidades, como más le gusta, poniéndose en víctima (recordemos los continuos discursos del ex presidente Nestor Kirchner cuando acusaba a grupos "golpistas" de conspirar contra el gobierno).

El encargado de transmitir el mensaje de la administración kirchnerista ante este episodio, fue el ministro de Justicia Anibal Fernández, que incluso insinuó que esto fue provocado para promocionar el documental que saldrá en poco tiempo del cineasta Pino Solanas, que critica el obsoleto sistema ferroviario y la construcción, en este marco, del tren de alta velocidad. Un disparate mayúsculo. En vez de analizar a donde van los subsidios de 5 millones de pesos diarios para las concesionarias de trenes, se buscan responsabilidades afuera. No hay autocrítica.

Una vez más, ante todas estas situaciones, se ve la hilacha de las prácticas políticas del gobierno. Ensimismado, unilateral, con falta de diálogo, y con falta de capacidad para asumir los errores, que son vistos como productos ajenos a la administración kirchnerista. Si no se solucionan estas cuestiones, difícil va a ser que alguna vez se esclarezca el índice de la inflación, o el origen de los fondos de la campaña del Frente para la Victoria en las últimas elecciones (recordemos que muchos aportantes estaban en situaciones irregulares con el fisco, como el caso del asesinado Sebastián Forza, que había emitido más de 600 cheques sin fondos).

Además de "hacer" el gobierno deberá mejorar la "forma" en la que se hace, por que sino, por más que haya buenas intenciones, todo lo que haga perderá sus efectos positivos. Es un cambio de conducta que parece difícil, pero no es imposible.