jueves, 24 de septiembre de 2009

LEY DE MEDIOS: ¿EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS?

Una vez más vuelvo a aburrirlos un poco con esto de la ley de medios K, según la llaman en el grupo Clarín. Disculpen la reiteración temática, pero creo que hoy en día en indispensable que se escuchen voces diferentes acerca de este tema, ya que observo que el discurso oligopólico está penetrando en la concepción que la gente está asumiendo como propia acerca de este tema más que nunca.

Cuando hablo de “la gente”, me refiero a todos aquellos fuera del microclima mediático, aquellos que no están insertos en el mundillo del periodismo y de los medios de comunicación. A esa gente quiero trasmitirle estás líneas, porque todas las personas que conocen este tema más en profundidad, seguramente ya tengan sus posiciones tomadas, y ya han observado, con las dificultades del caso, que hay posturas disímiles y que una voz se está superponiendo sobre la otra de manera patética, circense, que da vergüenza ajena.

Me refiero a la voz del oligopolio, aquellos grupos que están en contra de la ley, y que están acudiendo a prácticas de una falta de honestidad intelectual notable. Sobre todo, la más visibles de estas prácticas poco éticas y de una bajeza despreciable (“la más visible” para aquellos que estamos dentro o nos interesamos por los medios de comunicación, no para la gente que lo ve de afuera) es la que está llevando a cabo el grupo Clarín, sobre todo su canal de noticias, TN.

En un principio, el grupo Clarín, que tiene una clara posición dominante en el mapa mediático, intentó una campaña de desgaste del gobierno a través de las tapas de matutino más leído en el país, pero esto no surtió efecto. Día tras día, desde que el proyecto se envío al Congreso, anunciaba una de las tantas irregularidades de este gobierno que ha habían sigo publicadas por otros medios pero que antes no “levantaban” o reproducían (que la mayoría son reales y deben ser investigadas), para seguir machacando su credibilidad.

No contentos con esto, y luego de la media sanción de la ley en la cámara baja (ya está siendo tratada en el Senado por 4 comisiones), inició otra campaña, más perversa, más manipuladora de la opinión pública, que es simplemente victimizarse ante el público. “TN puede desaparecer”, son los titulares más usados por el grupo en estos días, “¿Tendremos noticias?” se preguntan vulgarmente, “Radios y canales de TV podrían desaparecer” mienten impunemente, y autodeminándose el “periodismo independiente”. Esto no es así, estos medios no van a desaparecer, eso será decisión de esas compañías, que deberán vender esos canales o sus servicios de cable. En todo caso, estos medios cambiarán de manos, ya no estarán todos en las mismas garras del poder mediático-empresario.

Vean el inicio de este video, donde el periodista Jorge Lanata reflexiona acerca de esta “poco feliz estrategia” (el resto del video corresponde a un programa oficialista bastante chato, que no resulta relevante).




Mi postura acerca de esta ley es que debe sancionarse. De base, ya es mejor que la actual, eso no está en discusión, y si no se sanciona en este momento, en el que el gobierno está volcando todas sus fuerzas en ella, corre el riesgo de que con el próximo parlamento todo este necesario debate quede en el olvido.

Con el apoyo a la ley, no quiere decir que he mutado o he devenido en oficialista. Sigo pensando lo mismo de este gobierno, que manipuló el INDEC, utilizó las obras públicas para sus negociados con empresarios amigos a quienes favoreció durante todos estos años, nunca repatrió los fondos de la provincia de Santa Cruz, distribuyó la publicidad oficial a medios afines a su ideología, se enriqueció impunemente con recursos públicos, entre tantas otras cuestiones negativas y reprochables del kirchnerismo.

Pero ahora es tiempo de este debate, esta ley tiene aspectos muy positivos, y que modificarían el concentrado mapa mediático que unifica las voces y los discursos ideológicos y de todo tipo que deben estar presentes en la agenda mediática.
No es casual que muchas instituciones académicas, periodistas de renombre y políticos opositores apoyen esta ley. Son conscientes de la pésima situación mediática en la que estamos insertos en la que unos pocos manejan que es lo que se dice en la televisión y la radio.

Les dejo una entrevista que Víctor Hugo Morales le realizó a Jorge Lanata, donde hablan de este tema, y les puede brindar un panorama diferente al que están viendo en TN, al que están leyendo en Clarín, o al que están escuchando en radio Mitre.



Hay aspectos controvertidos como los de la autoridad de aplicación, que deberán ir acomodándose en la práctica, pero en su sentido profundo esta nueva legislación es positiva, más allá de todas las chicanas políticas que argumenta la oposición.

También quiero resaltar el discurso del diputado Claudio Lozano de Proyecto Sur en el Congreso, en donde brindó un panorama claro de la situación actual de concentración mediática, y de las “torpezas” en las que incursiona el oficialismo, que le dan pretextos a las posiciones conservadoras y de derecha para que todo el sistema quede como está, y puedan seguir haciendo sus negocios con los medios de comunicación.





Estamos en épocas de cambios y de disputas de poder abrumantes. Por eso, antes de tomar partido, habría que tratar de escuchar un poco más, no desconocer la postura del otro, ver más allá de lo que nos están diciendo los medios, que en estos momentos (y siempre fue así) están tomando partido a favor de sus intereses económicos, pero quizá ahora esto es más explícito.

El poder del Estado contra el poder mediático-empresario, es una lucha de pesos pesados, en la que la victoria del primero sobre el segundo quizá pueda brindar algún beneficio al pueblo, y pluralizar las voces, ampliar la oferta discursiva, y quitarle a grupos empresarios el poder de la palabra.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

LEY DE SERVICIOS DE COMUNICACIÓN AUDIOVISUALES: EMPOBRECIMIENTO DEL PERIODISMO

Cuando estés leyendo este artículo seguramente ya tenga media sanción el proyecto de ley de servicios de comunicaciones audiovisuales que impulsa el kirchnerismo para reemplazar la vieja ley de radiodifusión sancionada durante la última dictadura militar.
En la cámara de diputados se dio un debate enrarecido por el apuro del oficialismo por sancionar la ley, y el desorden de la oposición para pedir que se suspenda el debate por la demora del inicio del mismo.

Más allá de todas estas cuestiones de chicanas políticas, me gustaria dejarles algunas reflexiones que giran en torno a esta ley que cambiará (habrá que ver si para bien o para mal) el futuro de nuestras vidas.


La primera de ellas es acerca del triste momento que está viviendo el periodismo en nuestro país. El encarnizado debate entre el principal grupo mediático, Clarín, y el gobierno de turno, está produciendo un desgaste en la credibilidad de esta profesión, del cual será muy difícil recomponerse.

Los intereses corporativos de Clarín están recayendo de tal manera sobre los periodistas, que estos se ven obligados (quizá con gusto) a manipular la información de una manera poco ética que perjudica la ya muy maltratada imagen de esta profesión.

Es admisible que un medio tenga una visión contrapuesta a la del poder de turno, de hecho, el periodismo se caracteriza por ser un medio de control de dicho poder, por lo que es común que se produzcan roces. Lo que no se puede tolerar dentro del ámbito mediático es el manejo deshonesto de la información, que busca generar que los receptores asuman como propias concepciones de las corporaciones que buscan limitar el poder del gobierno para sus propios beneficios económicos.

Para llevar esto a un ejemplo tangible, basta ver el diario Clarín de hoy. Voy a citar un sólo caso dentro de los cientos que se están viendo hoy en día en todos los medios que maneja este grupo multimediático. Página 6 del diario de hoy, titular: “Sin cambios, el proyecto golpea el pluralismo informativo”. Puede ser que esto sea verdad, quizá sea la verdad que maneja el grupo Clarín, y es aceptado que así sea, pero lo que no se puede permitir, es que esta visión parcial, este recorte de la realidad, esta lectura del hecho que hace el diario (dentro de tantas otras que se pueden hacer), sea postulada como una información más, sin aclarar que es una opinión del medio.

El artículo no contiene firma (vaya forma cobarde de manipular la información, ya que al menos podrían dar la cara), y está en la sección El país, donde aparecen todas las informaciones políticas del día, nada de editoriales. En la nota dan una serie de argumentos válidos referidos al titular, pero insisto, se pretende, bajo ciertos mecanismos retóricos y estilísticos (misma tipografía y formato que las demás notas) hacer pasar la visión del diario, como la verdad que deben asumir como propia los lectores.

Son pequeños detalles que para el lector común pueden pasar por alto, esa es la intención de estas manipulaciones, pero para personas como yo que pretendemos un major futuro para el periodismo, resulta degrandante y da vergüenza ajena.

La otra cuestión que quería analizar era la de las idas y vueltas del gobierno con respecto a temas de esta ley, que generan dudas acerca de la buena voluntad del oficialismo.

Primero fue con lo de la cancelación de la fusión de Multicanal y Cablevisión, que había aprobado Kirchner en el final de su mandato, algo que fomentaba las actividades monopólicas, muy cuestionadas por el kirchnerismo durante el debate de esta ley. El otro aspecto en el que debió dar marcha atrás fue en el de las telefónicas, a las que se les impidió ingresar en el negocio de la televisión por cable, algo que antes estaba contemplado en el proyecto kirchnerista que está siendo analizado y debatido en el Congreso.

¿Qué pasó en el medio para que esto suceda? ¿El oficialismo se dio cuenta de las contradicciones que se estaban produciendo entre estos hechos y su discurso? Probablemente esto haya ocurrido, pero no fue el único motivo. El gobierno sabía que para sumar los votos necesarios para sancionar esta ley debía dar marcha atrás en estas cuestiones. Prefirieron perder estas batallas pero no la guerra final contra el grupo Clarín. Dejaron de lado futuros posibles negocios de empresarios amigos vinculados a las telefónicas para lograr la sanción de la ley que le de el poder suficiente para imponer su visión de la realidad. Este creo que es el objetivo final del kirchnerismo. La libertad de expresión es una excusa poco creíble en palabras de gobernantes que manejaron discrecionalmente fondos de la publiciad oficial (y lo seguirán haciendo) para acallar voces disidentes y para financiar medios y periodistas que sirvan como trasmisores de sus discursos.

El kirchnerismo no cree en la tarea del periodismo, no está interesado en el rol fundamental que la prensa tiene en una república. Al gobierno no le gustan las críticas, quiere que todo sea a su manera, busca que los medios estatales (devenidos en gubernamentales ya que responden al poder de turno), monopolicen y unifiquen el discurso según su conveniencia.

En este marco complicado, de una lucha feroz de poder es difícil encontrar voces racionales. Las posturas se radicalizan, se enceguecen y pierden honestidad. Lo único que pretendo trasmitir, es que todos realicemos una lectura más crítica de estos acontecimientos, para luego poder debatir acerca de éstos, y lograr de una vez por todas que la resolución de este tema favorezca al pueblo argentino, que tiene el derecho de acceder libremente a la información, y a una pluralidad de opiniones sobre las mismas.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

MAFÍA DE LOS MEDICAMENTOS: MISERIA HUMANA

La gestión kirchnerista (me refiero al gobierno de Cristina Fernández y el de su marido Néstor Kichner), viene acumulando hechos de corrupción que van limando su trasparencia. Esto debilita, deslegitima, le quita poder de acción y encierra al gobierno en un callejón del cual no parece haber una salida clara.

Esta vez, un nuevo hecho de corrupción salpica la administración de la pareja gobernante. La mafia de los medicamentos, denunciada por la ex ministra de salud Graciela Ocaña (ver video donde explica el funcionamiento de esta mafia), que debió renunciar producto de presiones de sindicalistas y empresarios que muerden de este negocio sucio y perverso, ha sacado a la luz la miseria humana como pocas veces. No sólo que lucran con enfermos terminales, a los que les dan medicamentos falsificados, sino que además, con eso dinero, financian a políticos para luego recibir favores para seguir con sus oscuros, turbios y desagradables negociados.



En uno de los allanamientos ordenados por el juez Oyarbide en esta causa, se encontraron en la casa de un empresario llamado Néstor Lorenzo, copias de cheques que habrían sido pagados al Frente para la Victoria por personajes desconocidos, sin ningún historial financiero importante. Torres, Pose y Brito, los “aportantes” en cuestión, serían testaferros de Lorenzo, que estaría lavando dinero de sus asquerosos negocios con medicamentos truchos.

El entramado que hay detrás de todo esto, y que involucra a sindicalistas, obras sociales, empresarios y políticos es difícil de discernir, y la justicia tendrá una ardua tarea para tratar de desenmarañar todo este pelambre de intereses y negociados.

Más allá de esto, es difícil de entender como hay gente que lucra con esto. Con la vida de otros. Pero encima esos otros son los más débiles. Los que no pueden manifestarse. Los que luchan contra enfermedades sin saber que quizá están consumiendo medicamentos que en vez de ayudar, les causarían más daño.

Es notable el grado hasta el cual puede llagar la miseria humana. Es realmente vomitivo saber que hay gente que busca dinero con esto. Es abrumador ver hasta que punto penetró en esas cabezas el discurso mercantilista del capitalismo como para que lleguen a buscar métodos de enriquecimiento a costas de los enfermos. Esta es una nueva expresión de lo mismo. La gente busca dinero a cualquier precio, y enloquece en su búsqueda.

Eso no es todo, lo desesperanzador y lo que genera tristeza es que los políticos, los encargados de erradicar esto del sistema, se financian a través de ellos, se involucran con ellos. ¿Pecaron de ingenuos los Kichner al aceptar casi un millón de pesos de esta gente que está envuelta en sospechas y denuncias de oscuros negociados con medicamentos falsos? Pecaríamos de ingenuos nosotros si creyéramos que esto es así.

La política, la herramienta de cambio, la esperanza de un provenir, una vez más es menoscabada por la corrupción. Una vez más hay que asumir que en nuestro país nunca esto va a cambiar. Una vez más derrumban las ilusiones que despiertan ciertas cuestiones o iniciativas que llevan adelante políticos oficialistas o de la oposición y que abren una puerta como para que pensemos que las cosas algún día van a ser mejores.

Si los políticos, los que tienen las herramientas para modificar la realidad, se involucran con este tipo de personas que no merecen ni el desprecio, estamos mal. La Justicia debe ir a fondo para comprobar si estas vinculaciones son reales. No se pueden admitir más este tipo de cuestiones. Empresarios perversos que lucran con los enfermos y financian políticos que a cualquier precio, bajo esa consigna de que “el fin justifica los medios”, buscan poder. No es un cuento ni una película de Hollywood. Es lo que tenemos, ¿será lo que merecemos?

jueves, 3 de septiembre de 2009

LEY DE SERVICIOS AUDIOVISUALES DE COMUNICACIÓN: JUEGO DE PODER.

Estamos inmersos en un debate muy relevante para el futuro del país, y sobre todo para el futuro del periodismo argentino. La nueva ley que pretende promulgar el gobierno para erradicar la vieja ley de radiodifusión elaborada por la junta militar que gobernó el país a finales de la década del 70’ y principios del 80’, ha revuelto al mundillo mediático generando una disputa de poder más que interesante.

Antes de repasar las cuestiones técnicas que se discuten y las cuestiones políticas que la oposición reclama ante la celeridad con que el gobierno pretende sacar esta esperada y necesaria ley (ver abajo), quisiera hacer un análisis de la cuestión mirando desde afuera, pero a su vez con los pies dentro del barro.

¿A qué me refiero con esto? Intento mirar la cuestión sin tomar una postura pro gobierno, ni una postura pro Clarín y oposición, pero soy consciente de que para todos aquellos que practicamos el periodismo como profesión o hobbie, estos son momentos cruciales que nos involucran y que repercutirán en nuestras carreras.

El panorama mediático actual asusta. Todas las empresas mediáticas están controladas por empresas que busquen antes que nada, ganancias. Esto repercute de manera feroz en el periodismo, que debe responder a este modelo de mercado que se guía con leyes económicas más que con reglas periodísticas.

El oligopolio mediático que hay actualmente no deja mucha opción a los periodistas. O se es parte de estos grupos manejados por empresarios desinteresados en el porvenir de la profesión, o no se es nada. Sos, o no sos. Si querés ser periodista debes someterte a las reglas de juego de estas empresas que someten a los jóvenes a pésimas condiciones laborales, sino, cada vez hay menos caminos para poder hacer del periodismo una profesión que te permita mantenerte.

Además de estas cuestiones económicas, están las cuestiones editoriales. Las empresas que cada vez controlan más medios y poseen más dinero (con lo cual tienen mucho más alcance que un medio independiente como este patético blog que no leerán más de 10 personas), están generando una uniformidad en los discursos, que afecta a la democracia. Todos dicen lo mismo, la gente tiene que pensar en los temas que los grandes medios ponen en la agenda, los periodistas deben hablar de lo que sus medios les exigen según su línea editorial cada vez más politizada y que esconde detrás de la información intereses espurios alejados de lo que el periodismo debería forjar, una libre información, y medios independientes de todos los poderes del país (algo vital para todo régimen democratico).

Ante este escenario complejo en el que debemos insertarnos periodistas que recién nos iniciamos en esta profesión, esta nueva ley podría significar una luz de esperanza, pero hay tantas cuestiones relacionadas a los modos de gobernar del kirchnerismo, que rápidamente esa luz se apaga.

Este gobierno, al igual que el anterior, ha demostrado ser muy reacio ante las críticas. No estoy descubriendo nada, al gobierno no le gusta que lo critiquen, no lo tolera, no lo acepta. Y una de las principales tareas del periodismo es esa, siempre y cuando se realice de forma constructiva, y como mecanismo de control de los gobernantes.

Tanto Néstor Kirchner como Cristina Fernández mostraron un gran interés por el discurso que recibe la opinión pública de parte de los medios, y se esforzaron por imponer su visión de la realidad con métodos poco democráticos.

Uno de ellos, y el más claro y evidente, es el manejo discrecional de la publicidad oficial. Ese dinero que parte desde el Estado a los medios para hacer anuncios propagandísticos de los actos del gobierno. ¿Con que honestidad intelectual este gobierno va a impulsar una ley que supuestamente va a abrir en juego de la información y la va a democratizar, cuando desde que inició su mandato siempre a utilizado los fondos públicos para premiar a aquellos medios que seguían su línea de pensamiento, y para castigar a aquellos que se mostraban críticos de sus políticas?

¿Un gobierno tan interesado en imponer su discurso, va a permitir ahora la libre circulación de la información por más que sea crítica de su gestión?

Nada hace prever que si. El dinero que arbitrariamente el gobierno manejó para financiar a medios afines, debió distribuirse por todos los jugadores del mapa mediático.

Estas cuestiones hacen dudar de las convicciones y planteos esgrimidos por la presidenta en su anuncio del envío del proyecto al parlamento donde ya comenzó a discutirse.

La situación es compleja, de un lado están las empresas que poco se interesan por el periodismo, y sólo buscan poder maximizar sus ganancias, y del otro lado está este gobierno que no tolera las críticas y busca manejar la prensa para imponer su visión de la realidad.

Este proyecto si hubiera sido presentado por otro gobierno no hubiera generado tantas dudas, y hubiera sido un paso adelante en la democratización de los medios, pero al ser defendido por el kirchnerismo, parece ser un paso adelante en el camino emprendido desde el 2003 cuyo objetivo final parece ser el amordazamiento de la prensa a la que se busca someter a la línea editorial gubernamental.





Aspectos técnicos en debate (Voy a hacer un breve repaso de las cuestiones en discusión):

- La autoridad de aplicación (que se encargará de verificar el cumplimiento de la ley) dependerá de la Secretaría de Medios (la misma que distribuye arbitrariamente el dinero de la publicidad oficial), o sea, del Poder Ejecutivo, lo que genera suspicacias debido al excesivo poder con el que contarán los presidentes para otorgar licencias o sacarlas. Esa misma autoridad de aplicación estará integrada por cinco miembros que serán nombrados por el ejecutivo. Más suspicacias.

- Las empresas telefónicas pueden ingresar al mercado de los medios. Esto estaba prohibido, porque estas empresas de servicios públicos, cuentan con redes que llegan a casi todo el país, lo que les da una ventaja comparativa enorme con respecto a las empresas de cable. Los límites que se les imponen es que deben crear una empresa separada para evitar subsidios cruzados, y no deben tener dueños extranjeros (sólo el 30% de las acciones). Hay versiones que indican que empresarios afines al gobierno pretenden adquirir acciones de Telecom, y es más que conocida la buena relación de Kirchner con el grupo Telefónica (al que le brinda entrevistas en exclusiva mediante Telefe, el canal que pertenece al grupo español)

- El proyecto propone dividir el espectro por el cual se propagan las señales de radio y TV en tres. Por un lado estará el uso comercial, por otro lado tendrán lugar ONGs, y por último habrá espacio para medios estatales (todos tendrán el 33% del espectro). Lo que no se dice es como van a financiarse las organizaciones sin fines de lucro, lo que abre la puerta a que empresas usen testaferros y usen ese espectro con fines comerciales.

- Las empresas no podrán tener más de 10 licencias (antes podían hasta 24) para operar radios y canales de TV en todo el país, algo que fomenta la desconcentración mediática. A su vez, los operadores de cable (Cablevisión y Multicanal finalmente no podrán unirse), no podrán tener más del 35% de abonados en todo el país. Tampoco podrán tener un canal de aire en la misma ciudad en la que brindan sus servicios (Clarín, dueño de Cablevisión, deberá desprenderse de Canal 13, o viceversa).


Aspectos políticos en discusión:

- La oposición pide que se discuta el tema con el nuevo Congreso elegido el 28 de junio, y no ahora. El gobierno pretende una rápida sanción ya que luego del 10 de diciembre (cuando finalmente asuman los nuevos congresistas) no tendrá mayoría absoluta como venía teniendo hasta ahora. El proyecto tiene cerca de 160 artículos, por lo que parece inaudito que se discuta en un mes como pretende el Ejecutivo, que llamativamente, no mostró el mismo fervor por discutir los proyectos antes presentados por la oposición.

- Varias entidades de prensa y opositores piden que se realice un debate más amplio y “desapasionado”, ya que en estos momentos hay un conflicto encarnizado entre el grupo Clarín y el gobierno, que incluyo el destrozo de varias receptorías del grupo mediático, y pegatina de afiches con consignas violentas al igual que las pintadas en sedes del principal holding de medios de nuestro país.

Habrá que ver en que deviene todo este polémico y feroz debate y juego de poder. ¿Se pasará de un oligopolio de medios a un oligopolio de empresarios amigos del poder, o se democratizará el espectro y tendremos acceso libre a la información? ¿Los periodistas seguiremos sometidos a las empresas mediáticas o ahora estaremos sometidos a la línea editorial del gobierno? ¿Podremos algún día trabajar libremente? Suena utópico.