lunes, 4 de agosto de 2008

PRIMERA CONFERENCIA DE PRENSA DE LA ERA K: SE ACHICAN LAS ESPERANZAS

Cristina Fernández dio la primera conferencia de prensa de la era kirchnerista. Lamentablemente esa fue la noticia del evento organizado por las nuevas caras visibles del círculo íntimo de la presidenta, el jefe de gabinete, Sergio Massa, y el ministro del interior, Florencio Randazzo.

Quienes esperabamos que este nuevo cambio de política comunicacional del gobierno fuera acompañado por cambios a nivel político-administrativo, fuimos decepcionados una vez más. La conferencia de más de una hora y media llevada a cabo en el "quincho" de la quinta de Olivos, acondicionado especialmente para la ocasión, que contó con la presencia de alrededor de 150 periodistas (aproximadamente 100 de medios locales y 50 de medios internacionales), sólo sirvio para que la presidenta haga gala de sus indiscutibles atributos como oradora.

Ante cada pregunta, la jefa de Estado respondia elípticamente. Pudo safar de todos los dardos venenosos que lanzaron varios medios y se lució ante preguntas livianas de medios oficialistas. La prohibición de repreguntar no fue un dato menor; esto facilitó las acciones evasivas de Cristina Fernández. También hay que resaltar el flojo nivel de muchas preguntas.

El único mensaje que dejó la presidenta con sus dichos, es que va a seguir firme con su proyecto. "Volvería a hacer todo lo que hice", expresó, y agregó que la resolución 125 que fijaba las retenciones móviles para la exportación de productos agrícolas, entraba en esta afirmación.

No digo que esté mal la continuidad de un proyecto en el que realmente creen, ni que luchen por lo que para ellos puede ser un medio para el crecimiento de Argentina, pero si me parece reprochable las actitudes de ensimismamiento y negación de otros proyectos de desarrollo del país. Esta falta de atención de las voces disidentes, esconde soberbia y la falta de honestidad de este gobierno que rechaza de forma autoritaria todo tipo de discurso que pretenda derrivar los cimientos de la realidad que pretenden construir.

Estos peligrosos atributos con los que cuenta el kirchnerismo están inmersos en la profundidad de los discursos. Cuando un periodista de France Press (dato al margen: las mejores preguntas creo que, llamativamente, fueron las realizadas por periodistas extranjeros), le consultó sobre la metodología con la que se llevó a cabo la disputa con las entidades agrarias, y si ésta le dejo alguna lección, la presidenta negó cualquier tipo de autocrítica, sólo dijo que pecó de "ingenua" ante la reacción de pequeños grupos poderosos (sigue negando el rechazo que generó en gran parte de la sociedad su política "redistributiva", y atribuye la derrota en el Congreso sólo a la intervención de sectores poderosos de la economía).


Esta permanente negación de la otredad es una especie de escudo que utilizan desde las altas esferas kirchneristas para proteger su discurso acerca de la realidad en la que se encuentra inmerso el país.

Un periodista del medio New York Times, también interrogó sobre el tema de las agresiones que se dieron por parte del gobierno hacia los sectores del campo. Según la presidenta, la "virulencia no fue por parte del gobierno", que actúo de forma "responsable" ante actitudes anti-democráticas de sectores del campo que realizaron el "lock-out patronal" cortando rutas, y agredieron a legisladores en sus casas, en el interior del país. (Parece que la presidenta no escuchó los discursos agresivos de su marido que llamaba "golpista" a los dirigentes rurales, ni tampoco vio cuando el funcionario del gobierno Luis D'Elia, copaba la Plaza de Mayo desalojando a fuerza de golpes de puño y palos a los manifestantes pro-campo.)

En la misma línea se encuentra el INDEC. Mientras todos percibimos como aumenta el valor de la vida, desde el gobierno siguen defendiendo lo indefendible. Además de comparar las mediciones de precios del instituto nacional con la de los paises vecinos, para de alguna manera justificarlos, niega (y al hacerlo las avala) a las patotas del secretario de comercio, Guillermo Moreno. Estas, habrían atacado a los empleados del propio INDEC, que rechazan la intervención que sufrió el instituto de estadísticas, a partir de la cual, los índices dejaron de ser creíbles. Según la presidenta, estas incursiones violentas de los matones a sueldo, son sólo "versiones", y a los funcionarios hay que evaluarlos según su desempeño. (Parece que no vio los destrozos que causaron estos grupos vinculados con el secretario de Comercio, según declaraciones de empelados del INDEC, en las oficinas la Asociación de Trajadores del Estado, que denunciaron justamente a Moreno por sus acciones de aprietes y extorsiones.)

Con respecto al voto no-positivo del vicepresidente, Julio Cobos, en el Senado, la presidenta dijo que hay que "desdramatizar", y aclaró que cada uno "es responsable de sus decisiones políticas". El hecho singular se dio cuando un periodista de TN (Todo Noticias), le preguntó si Cobos tenía perfil de traidor; Cristina Fernández se limitó a responder que ella tiene "mucho respeto por las instituciones".

Se tocaron varios temas más, pero todos, en consonancia con los que repase anteriormente, sin una actitud contemplativa ante las voces disidentes. Avaló el cuestionado tren bala, negó el "doble comando" con su marido, aludiendo a que se realizaban las mismas críticas durante el mandato de Néstor Kirchner cuando se decía que Cristina guiaba sus actos, y resaltó los "formidables" incrementos de la cooparticipación de ingresos con las provincias, entre otras cosas. La primer mandataria también se encargó de resaltar que no había conferencias de prensa desde 1999, y no sólo su marido omitió este tipo de actos de importancia vital para la democracia.

Me quedó sabor a poco. Esperaba algún tipo de autocrítica, de aceptación de voces opositoras; para ser claro, esperaba un cambio, que sólo se dio desde el punto de vista comunicacional para levantar la imagen de la presidenta. Esta "exepcional exposición", según la catalogó el gobernador del Chaco, Capitanich, para los dirigetes del campo no aportó mucho. "No respondió una pregunta concreta", dijo De Angelis, el titular de la Federación Agraria de Entre Ríos.

La presidenta se sintió cómoda, se la vio distendida, ningún periodista logró alterar su postura; la conferencia sirvió para que desde el gobierno se den cuenta de que pueden hablar con la prensa sin fursios y sin perjudicar su construcción de la realidad.

Me quedé con ganas de más, de que le preguntaran sobre el discurso de Miguens en la Rural, sobre la discrecional distribución de la pauta oficial, entre otras cosas, pero sobre todo me quedé con las ganas de vislumbrar un cambio positivo en la forma de gobernar del kirchnerismo, cambio que se hace esperar y que por lo que se ve, quizá nunca llegué y se agoten mis esperanzas de un futuro mejor en este mandato que recién comienza.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo no perdi el tiempo escuchando la conferencia de prensa,porq me imagine q iba a ser mas de lo mismo...y lamentablemente no me equivoque.....mostro una vez mas soberbia...arrogancia...autoritarismo,falta de autocriotica,sordera ceguera de la realidad de La Argentina....
Y digo lamentablemente no me equivoque...porq uno lo ultimo q pierde es la esperanza....
TODO SIGUE IGUAL Y NO SE VISLUMBRA NINGUN CAMBIO...ojala para todos no termine mal..porq eso significaria un nuevo retroceso...y ya sabemos de q se trata....
Muy buena tu nota...

Ancladas en la brisa dijo...

Si, coincido. Creo que el único sector que quedó satisfecho con la conferencia fue el propio kirhnerismo.
Muy buen analisis y me gustaron las reformas en la página.
Saludos!