jueves, 30 de abril de 2009

EL MIEDO, EL PRINCIPAL ALIADO EN LA CAMPAÑA OFICIALISTA

“El país explota si llegan a gobernar los que ya gobernaron”. “No repitamos el 2001”. “El 28 de junio estará en juego la estabilidad democrática y la calidad institucional”. “Si Cristina no logra la mayoría legislativa, volvemos a la pobreza, a la desocupación”. “Si gana la oposición el Congreso va a ser una bolsa de gatos”.

¿Tan dramáticas se presentan las futuras elecciones legislativas como proponen desde el gobierno con toda esta serie de advertencias, amenazas o malos augurios?
No creo que de perder la mayoría en el Congreso el oficialismo no pueda gobernar, si se le van a plantear otros escenarios de cara a las leyes que pretenda promulgar y deberá sentarse a dialogar para buscar consensos. Ese creo que es el principal temor del kirchnerismo y por el cual recurre a sembrar el miedo entre el electorado para seguir con su cómoda mayoría legislativa.
Deben sentirse incapaces o quizá ni siquiera contemplan la posibilidad de juntarse en una mesa a dialogar con la oposición.

Estas alternativas simples y tremendistas que plantean de “nosotros o el caos”, tienen un desprecio por los valores básicos de la democracia, que asombra que sea este mismo gobierno el que tanto se jacta de respetar las instituciones, y que busca ponerse en la vereda opuesta de los gobiernos autoritarios.

¿Qué más aberrante para las instituciones democráticas que uno de sus poderes básicos se subordine ciegamente a otro? Desde chicos nos enseñan que esta forma de gobierno legitimada por el mundo occidental cuenta con tres poderes independientes que deben regularse mutuamente para favorecer el normal funcionamiento de la república. Estas ideas que hablan de que si uno de esos poderes (el Legislativo), no está atado al poder Ejecutivo, no se puede gobernar, me resultan profundamente antidemocráticas.

Si la democracia es buena o mala con regímenes híper presidencialistas como los de nuestros país, es otra discusión, pero si se llega al poder mediante las vía democrática, como mínimo deberían respetar las reglas básicas de esta forma de gobierno.

Al margen de esto, se habla de calidad institucional y se arma un escenario sucio para los próximos comicios con las candidaturas testimoniales de las que ya he hablado anteriormente.
Pero repito, no creo que el gobierno se sienta capaz de negociar, todo debe ser a su manera. Esto habla de un egocentrismo y una soberbia importante que deberían dejarse de lado cuando se representa a un país. En el ámbito personal que los funcionarios sean de la manera que quieran, pero a la hora de gobernar, al menos podrían tener la deferencia de tener en cuenta a la otredad. Con el término otredad no me refiero sólo a la oposición, sino también a parte de la sociedad que se muestra disconforme con el mandato de Cristina Fernández.

Permítanme citar a Harold Lasswell, uno de los intelectuales más destacados en el siglo XX en relación a sus análisis de los medios de comunicación masiva, para cerrar esta idea de las diferencias existentes entre la lectura que hace el gobierno de la realidad y la que hace todo el arco opositor, y una parte de la sociedad:

“Cuando las clases dirigentes temen a las masas, los dirigentes no comparten la visión de la realidad del ciudadano medio. Cuando la imagen de la realidad que tienen los reyes, presidentes y gabinetes no pueden circular a través de todo el Estado considerado en su conjunto, el grado de discrepancia muestra hasta qué punto los grupos dirigentes basan su poder sobre la distorsión de la realidad.”

Cuánto hay del kirchnerismo en esta afirmación de Lasswell, que fue hecha en 1948. El INDEC es un ejemplo claro, pero todo este temor que implantan, también pretende instalar ideas de una realidad caótica que no se ve a simple vista, o no se percibe con tanto dramatismo. Quizá ellos que cuentan con otras herramientas, vislumbran un futuro incierto y problemático porque justamente tienen otros elementos que le permiten arribar a esas conclusiones.

Pero lo que observo es que el gobierno está empecinado en instalar un clima de terror que no favorece a nadie, y con el cual discrepan muchos actores de la vida política y social del país, para recuperar votos perdidos. Estos intentos por moldear la realidad según sus necesidades de campaña (porque los esfuerzos para generar temor en el electorado son producto de que ven que en las próximas elecciones el panorama se les complica), ya son conocidas por los argentinos, y como quedó demostrado, no surten efecto.

Carlos Menem, a quien fustigan creo con razón desde el oficialismo, aplicó la misma estrategia y perdió. En vez de aplicar recetas retrogradas, y carentes de contenido político, deberían darle algo más integrador a la sociedad. Algo para que vuelvan a recuperar la fe en la política, deslegitimada peligrosamente por la recurrente corrupción.

Esas ideas de que el fin justifica los medios, debería abandonarse en la política, que siempre creyó tener una ética y una moral aparte de la de toda la sociedad.

En las urnas estará la voz de la sociedad frente a esta batalla dialéctica que propone el kirchnerismo. Espero que sus augurios pesimistas con respecto al futuro democrático del país en caso de perder las elecciones sean una mera estrategia de campaña, y sigan gobernando hasta el 2011 en caso de perder los comicios. Para esto deberán buscar formas alternativas para consolidar el modelo por el que tanto pregonan, sin la posibilidad de recurrir a un parlamento empobrecido por el abuso de mayorías, ni a recetas de temor y confrontación. Quizá hasta le haga bien al kirchnerismo perder las elecciones.

martes, 21 de abril de 2009

LAS BARRAS BRAVAS Y LA POLÍTICA

La política y el fútbol estuvieron estrechamente vinculados históricamente. Nadie puede negar la utilización que el proceso militar hizo del mundial de 1978, que mientras se disputaba, miles de personas desaparecían en el país, que no veía, o no quería ver nada, para citar el ejemplo más tristemente recordado por nosotros.

Este fin de semana hubo otro repudiable ejemplo de estos vínculos poco trasparentes que hay entre sectores del gobierno de turno con personajes insertos en el mundo del fútbol. Las barras bravas de River y de Boca, clubes que disputaron este fin de semana el espectáculo deportivo más importante del mundo, mostraron banderas con consignas contra el grupo Clarín.
La disputa del principal grupo multimedia con el gobierno kirchnerista no es nueva. Desde los inicios del conflicto entre el campo y sectores de gobierno han llovido los agravios y amenazas contra el diario que más se vende en nuestro país.

El nuevo foco de conflicto es el proyecto que impulsa el gobierno para sancionar una nueva ley de Radiodifusión. Justamente sobre eso hicieron foco las banderas: “Clarín: el fútbol es una pasión, no un curro”, expresaba uno de los trapos que se desplegaron durante el superclásico; el otro decía: “Queremos fútbol gratis por TV” (pare aquellos desprevenidos, aclaro que el millonario negocio de la televisación de los partidos de fútbol lo maneja TyC Sports, que forma parte del grupo Clarín).

La disputa de intereses parece inevitable de cara a lo que va a ser la nueva ley de medios, que según indican desde Clarín, apunta a limitar la independencia de los medios de comunicación, y que según dicen desde el gobierno, pretende ser más equitativa en el uso de los canales de comunicación garantizando el acceso a los medios de todos los ciudadanos. Además una de las principales banderas del kirchnerismo para impulsar la ley es la televisación gratuita de los partidos, ya que hoy en día cinco de ellos son codificados.


(Tapa de Crítica uno de los que más publicó del tema http://criticadigital.com/index.php?secc=nota&nid=22038)

La disputa es comprensible, pero de ningún modo justificable, dentro de este sistema donde los medios son manejados por grupos empresarios que pretenden ganar dinero (y de esta manera, con la mera quita del poder de televisar los partidos le estarían arruinando millonarios negocios a Clarín) y donde el gobierno pretende manejar la mayor cantidad de canales de difusión para imponer su visión y construcción de la realidad. Pero llegar a este punto de negociar con barras-bravas para que desplieguen banderas con consignas políticas, parece un despropósito.

¿El gobierno no tiene otro canal de difusión de sus políticas, que debe hacer arreglos con los delincuentes que manejan las barras-bravas?
Al parecer, a los barras-bravas, según indica Clarín, les habrían pagado 100 mil pesos por este ‘favorcito’, que no sólo implicó la muestra de estas banderas, sino el reparto de folletos con consignas a favor de la nueva ley y en contra de Clarín, que me constan porque yo estuve en la cabecera visitante y recibí uno de estos panfletos de mano de un barra-brava de River.


Las barras son un mal que no se eliminarán nunca porque están vinculados con las esferas de poder de los clubes y de la política, como bien indica este tipo de actos que se vieron el domingo en la cancha de Boca. Yo no estoy en contra de las barras, creo que son parte del folclore del fútbol, y mientras no generen violencia, ni hagan negocios corruptos, son algo que todos aquellos que son futboleros disfrutan todos los domingos. Pero cuando empiezan a hacer este tipo de negocios creo que deberían ser investigados y se debería averiguar de donde sale el dinero que les pagan para este tipo de actividades, que les da cada vez más poder a los barras, que luego terminan matándose por este preciado motín.


Mientras la complicidad entre sectores del aparato político y las barras siga existiendo, los males que azotan al fútbol también van a seguir existiendo, por eso creo que los medios deberían denunciar y dar más espacio a este tipo de acontecimientos que mezclan dos mundos que no deberían ni rozarse.


La nueva ley de radiodifusión debe discutirse cuanto antes para evitar prácticas monopólicas, y regular el nuevo escenario de medios audiovisuales, pero pactar con delincuentes para transmitir la idea de la nueva ley, o para pegarle al grupo al que la ley debe limitar (me refiero a Clarín claro está), me parece algo aberrante e injustificable.


Me resulta incomprensible el por qué de que algunos funcionarios que pretenden ayudar al gobierno en impulsar algunas medidas, terminan ensuciando la figura de con quienes pretenden colaborar, con este tipo de actos poco claros y donde los miles de pesos que sirven para financiar estas atrocidades seguramente provengan del dinero de todos los argentinos. ¿No sería más útil generar un espacio de debate del que participe toda la ciudadanía para delinear un proyecto que favorezca al equitativo acceso a los medios y la independencia de los mismos, como seguramente pretenden hacer algunos funcionarios? ¿Es el gobierno el que está detrás de todo esto, o son grupos que pretenden ayudar y terminan perjudicando?


Qué sucio está todo, que difícil va a ser salir de todo esto, si es que algún día se logra salir.

miércoles, 15 de abril de 2009

LOS CANDITRUCHOS

En vez de llamarlas “candidaturas testimoniales”, a esta nueva movida del kirchnerismo para juntar votos, me parece un nombre más adecuado el del título. Es “una degradación a la democracia”, como dijo Hermes Binner el gobernador de Santa Fe. Frase que grafica a la perfección esta maniobra poco ética, pero legal, a la que apuesta el ex presidente Néstor Kirchner, para ganar en el conurbano bonaerense, el distrito más importante del país en cuanto a cantidad de votantes.

La jugada, básicamente y para ser claros (no como los funcionarios que se adhirieron a este circo político), consta de funcionarios que actualmente desempeñan un cargo estatal, que se mostrarán como los candidatos de las listas kirchneristas en sus distritos, pero que de ganar, jamás asumirán su banca en el Congreso, y dejarán ese puesto a los que venían detrás de ellos.

Según la nota de tapa de hoy de Clarín, 13 de los 20 intendentes del conurbano que son del partido del ex presidente se sumarán a la confusa jugada, para “sostener y apoyar el modelo”, como se los escucha decir, pero que en realidad quieren seguir percibiendo las retribuciones que el gobierno les da a través de la caja nacional por sus muestras de fidelidad. Hasta el gobernador de la provincia de Buenos Aires Daniel Scioli, parece que va a prestarse a poner su rostro en las listas del kirchnerismo para sumar más votos. El jefe de Gabinete Sergio Massa también lo hará en Tigre.


Se supone que uno vota a un político para que cumpla una función, el sufragio es un mandato social hacia los funcionarios, que de esta manera están embarrando la cancha y tornado poco claras las elecciones.

La votación es el principal acto democrático en el que participa toda la ciudadanía, y debería ser algo claro, trasparente, simple, y que refleje los verdaderos gustos de los votantes.

Es gracioso escuchar a los funcionarios del gobierno hablando de calidad institucional, cuando después llevan a delante este tipo de maniobras que parecen burlas a las instituciones básicas de la democracia.

Lo mismo le cabe a aquellos opositores que fueron elegidos para desempeñar un cargo, y ahora, de ganar una banca, renunciarían y asumirían su puesto en la legislatura, como se especula que hará la vicejefa de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Gabriela Michetti.

Si este es el avance de la democracia, no se a donde está el final de este camino, pero no creo que sea el lugar a donde pensaban llegar quienes impulsaron este modelo de gobierno que goza del beneplácito de la mayoría de los intelectuales y de los ciudadanos del mundo occidental.

Yo siento que con todos estos manejes pretenden engañar vilmente a la sociedad. En vez de poner las cosas sobre la mesa y en caso de perder, no pensar que es el fin de un gobierno o de un modelo de país, y seguir luchando desde el lugar de las minorías, buscando consenso y acuerdos que seguramente serán más productivos.

Se percibe desde el gobierno como que si se pierde esta elección se acaba todo. Este tremendismo que quieren imponer es escalofriante. No piensan en negociar, en dialogar, en buscar salidas conjuntas, si son minoría se derrumba el kirchnerismo, eso es lo más aberrante de este gobierno.
Esta búsqueda desesperada de votos a través de los canditruchos refleja un grado altísimo de inseguridad del PJ, que ante las casi seguras derrotas en Santa Fe y Córdoba, la provincia de Buenos Aires se trasformó en un bastión para el kirchnerismo que de ninguna manera están dispuestos a perder, y por eso se juegan todo por el todo, sin importar las consecuencias.

Otro reflejo de esta movida de los canditruchos que no es nueva, pero que ahora se volvió moneda corriente, es la falta de caras nuevas. Esto es quizá lo más amenazante para las esperanzas de cambio que tenemos los argentinos. Todo gira en torno a los mismos personajes. No hay nuevas propuestas ni figuras que impulsen ideas renovadoras y superadoras ante todas estas formas degradantes de hacer política.

En fin, la población tendrá la decisión final, o eso espero. Ya se los está intentando engañar, luego como de costumbre se los intentará comprar, y en algunos casos hay quienes no pueden votar por los candidatos que eligen porque no hay boletas, entonces me pregunto ¿La decisión final la tiene la gente? ¿No habrá que buscar alternativas a esta democracia presidencialista?

miércoles, 8 de abril de 2009

SE INICIÓ LA CARRERA ELECTORAL: MÁS DE LO MISMO

Con el adelantamiento de las elecciones para el tercer domingo de junio, el armado de listas y el reacomodamiento de los candidatos es incesante. Todos los días se escucha que tal o cual funcionario o figura de la oposición podrían integrar tal o cual frente.

Qué vacío, que falta de contenido, que falta de ideas superadoras, qué ausencia de consenso de ideales, que falta de agrupamientos por afinidades con tal o cual modelo. Eso es lo que me genera este rearmado apresurado de listas que se está viviendo. Todos buscan votos, aparecer pegados a aquella figura o distanciarse de aquella otra que podría restarle porcentajes de electores. Ninguno busca salidas, ninguna busca el cómo.

Pura ambición de poder, nada de construcción de ideas y planes para afrontar la crisis, y para desarrollar el país que vuelve a tener índices altos de pobreza.

¿Alguien escuchó alguna propuesta de algún candidato, además de decir que van a combatir determinado mal que azota al país? De Narváez va a terminar con la inseguridad, pero ¿Cómo? Kirchner va a acortar la brecha entre ricos y pobres, pero ¿Cómo?

Todo es superficial, es todo un juego de máscaras. Se juntan por son oportunistas olfatean los contextos favorables, no se unen por ideas afines, y convicciones similares en cuanto a generar políticas concretas para sacar adelante al país.

Qué triste no escuchar ni una voz dentro del espectro político que proponga, cualquier cosa, nos conformamos con eso, al menos para generar debates de “modelos” de país como tanto le gusta decir al ex presidente Kirchner. Todavía nuestros funcionarios no superaron esa forma amarreta, ambigua, y confrontativa de hacer política.

Todo pasa por lo que la lista de enfrente hizo en algún pasaje para el olvido de nuestra historia, por el golpe al rival, por el ataque al otro. ¿Por qué no mirarán puertas adentro de los partidos o agrupaciones o frentes electorales? ¿Por qué no debaten acerca de sus proyectos en vez de intentar afectar la figura de opositor? O al menos que ataquen a los rivales de turno, pero en el buen sentido de la palabra, con argumentos sólidos que indiquen que tal o cual medida planeada, o que determinada forma de construcción de país pensada en inviable.

Cada momento previo a algún comicio me genera esta sensación ambivalente de alegría por un lado por que llega el momento de votar, y de resignación y frustración por otro, por la escasa propuesta superadora de ideas y la vuelta a escena de viejas y obsoletas formas de hacer política, atacando, golpeando, bastardeando, de manera poco ética y cobarde.

Quizá sean los medios los que no exponen los postulados de los candidatos ya que eso no vende, y sí genera mayor circulación determinado agravio hacia alguna figura pública. Puede que haya algo de eso también, pero me pregunto, porque en cada aparición mediática del ex presidente Kirchner, en vez de atacar a la prensa, o a la oposición, no plantea su hoja de ruta con respecto al futuro, dejando de lado toda esa retórica de fuerza y esperanza de la que habla con respecto al gobierno de su esposa.

Las apariciones en el conurbano se van a multiplicar por parte de Kirchner, porque es el distrito con mayor caudal de votos y siempre fue el corazón del voto peronista, pero según cuentan varios intendentes, cada vez se les hace más difícil juntar gente para que vaya a aplaudir las retrogradas consignas de lucha del presidente del PJ.

Qué decir de la oposición, de la que ahora forman parte muchos ex funcionarios kirchneristas que oportunamente ven con buenos ojos el alejamiento de la figura del ex presidente. Una vez más, muchos de la oposición son oposición por circunstancias, no por ideas, si el caudal de votos de Kirchner sería mayor se hubieran quedado al lado de su líder. Desde este lado de la balanza tampoco se escuchan voces de cambio, excepto raras excepciones como el diputado Lozano, que además de denunciar al gobierno, como bien deben hacer los opositores, también propone alternativas. El inconveniente es que la mayoría se queda en el primer paso, a la hora de acusar y revelar irregularidades estatales son todos excelentes investigadores, pero a la hora de proponer alternativas, no se les cae una idea, no generan ningún aire renovador de conciliación y acuerdos con expectativas innovadoras.

Así están las cosas, en estos más de dos meses que faltan para las elecciones legislativas van a seguir los agravios, los reacomodamientos oportunistas, y la falta de propuestas concretas y superadoras.


La patética medida de Posse de construir un muro para dividir San Isidro de San Fernando.

Como vecino del distrito de San Isidro, no quería dejar de mencionar lo aberrante que me pareció la medida adoptada por el intendente Posse que decidió dividir un sector de su partido con el del vecino, San Fernando, para “combatir la inseguridad”, porque la zona es un “corredor del delito”. Nada más deplorable y desagradable que esto. A la injusta división que ya existe entre clases en términos monetarios, de oportunidades, de acceso a necesidades básicas, se suma esta división física por llamarla de alguna manera. Siguen dividiendo a los argentinos.

Como si esto fuera a terminar con la inseguridad en la zona, cuando miles de chicos siguen consumiendo paco y siguen sufriendo la imposibilidad de asistir a un colegio, o hasta la imposibilidad de comer todos los días.

Un papelón que deberá reverse, y que por suerte ya tuvo un rechazo generalizado de funcionarios como el gobernador Daniel Scioli, o el ministro de seguridad Carlos Stornelli, que dijeron que fue un “error”, y el gobierno ya pidió en una carta a Posse que frene la construcción de este paredón que “atenta contra la democracia”. Un golpe a la dignidad de los vecinos de San Fernando que tienen derecho a transitar por cualquier lugar público.

jueves, 2 de abril de 2009

EL ÚLTIMO ADIÓS A RAÚL ALFONSÍN

Espero que les guste el video que edite con las imágenes que tome esta tarde en Recoleta frente al cementerio donde descansarán los restos de Raúl Alfonsín. Una nueva, multitudinaria y conmovedora manifestación popular acompaño al ex presidente en sus últimos momentos, algo que difícilmente vuelva a ocurrir en la historia de nuestro país. Semejante devoción por un político es impensada para los que nacimos en democracia. Un día histórico que quedará en el recuerdo de todos los argentinos, sin distinciones de banderas partidarias.

miércoles, 1 de abril de 2009

ALFONSÍN, UNO DE LOS HACEDORES DE LA DEMOCRACIA

El ex presidente Raúl Alfonsín de 82 años, murió ayer a las 20:30 en su residencia de la avenida Santa Fe en la Capital Federal, donde agonizaba desde hace unos días por un cáncer de pulmón que le carcomió la vida. Hoy está siendo velado en el Congreso de la Nación donde miles de personas hacen largas colas para darle el último adiós al primer presidente constitucional luego de la feroz dictadura que azotó al país DESDE 1976 hasta 1983. Mañana será sepultado en el cementerio de la Recoleta.

Qué decir de este personaje de la vida política argentina del que tanto se habló en la última época y como suele ocurrir, mucho más después de su muerte. Resulta muy difícil para mi generación que no lo vimos gobernar, dar nuestro parecer sobre su gestión y su vida, y es más complicado aún explicar las enormes muestras de cariño que está recibiendo en estos momentos.
Ahí radica el punto que quizá nos haga tomar dimensión de quien fue Alfonsín, para todas las generaciones que no lo vivimos. ¿Alguien se imagina que en la muerte de algún funcionario del actual espectro político se genere la repercusión y la gran muestra de afecto que se está viendo para con Alfonsín?

Es dificultoso responder esta pregunta, porque si nos remontamos a los años del gobierno radical, que le tocaba asumir la presidencia en un momento sumamente delicado, donde los militares acechaban y se levantaban contra el orden republicano, los sindicatos hacían huelgas recurrentemente y los sectores pudientes sacaban su dinero del país, las críticas a la figura de Alfonsín se multiplicaban. Como sucede en la actualidad con el gobierno, al que se le reprocha casi todo.

Pero el tiempo fue dándole la razón y poniendo en el lugar que se merece a un político duramente criticado por las leyes que pararon los juicios a los militares, o por el Pacto de Olivos que firmó con el ex presidente Carlos Menem. Algunos no le perdonan estos actos, pero los que lo defienden sostienen que lo hizo para mantener el orden democrático sean cuales sean las consecuencias.
Quizá por nuestra forma de ser como sociedad no sabemos respetar o analizar crítica, pero constructivamente a los gobernantes elegidos por el pueblo, o quizá ya no queden personajes como los de Raúl Alfonsín.

Logró que figuras de todo el arco político coincidieran en resaltar los valores éticos, dialoguistas, republicanos y democráticos que tenía el líder del radicalismo. Hasta logró que la presidenta Cristina Fernández hablé con el vicepresidente Julio Cobos, con el que no dialoga desde el voto no-positivo.

Para las personas que debemos juzgarlo por los dichos de otros, o por lo que leemos en los libros (que es lo mismo), es muy difícil hacer un análisis de su gestión, más cuando sabemos que una vez muerto, se multiplican las voces de adulación y reconocimiento para el fallecido. Pero el hecho que resalta su figura es la muestra de cariño del pueblo, de la gente que ayer se congregó frente a su domicilio y que hoy fue al velorio, y mañana irá a la sepultura.

Quizá nos llame la atención a los de nuestra generación este hecho, porque sería impensado algo así con los políticos contemporáneos, pero para las generaciones mayores, la figura de Alfonsín representa mucho más que la de un político, o la de un ex presidente. Es quien les devolvió la democracia, la libertad, sus derechos, su ilusión de un país mejor.

Para los que ya crecimos en democracia, esto no nos conmueve tanto, porque no sufrimos una dictadura, y ante cada cambio presidencial sólo percibimos los oscuros legados que dejan los políticos salientes. Por lo que ver en un político rasgos heroicos, patriotas, de compromiso con el país, como lo perciben a Alfonsín las generaciones de mayor edad, para nosotros es algo que ni en los sueños podría producirse.


Fue sin duda uno de los padres de la democracia, algo por lo que tendremos que agradecerle toda nuestra vida. Según resaltaron muchas de la figuras públicas que dieron su pésame por el fallecimiento del ex presidente, la búsqueda de consenso y la apertura al dialogo fueron características salientes de Alfonsín y por las que siempre lucho. Ojalá que gobierno y la oposición se queden con este legado y lleven a la práctica algunas de las enseñanzas que dejó el líder radical, en tiempos en que la confrontación entre argentinos parece volver a escena peligrosamente, alentada por sectores del espectro político.

Para cerrar, una de las frases de Alfonsín entre tantas que nos dejó, y aunque parece que no dice mucho, a mí me conmovió y me pareció importante para la actualidad de nuestro país: “Tenemos que querernos más entre los argentinos”.