jueves, 23 de julio de 2009

CONTINÚA EL DIÁLOGO ENTRE EL OFICIALISMO Y LA OPOSICIÓN: ¿SERÁ PRODUCTIVO?

En esta ocasión, el ministro del Interior Florencio Randazzo, devenido en el mensajero de la presidenta, se reunió con las figuras más importantes de Unión-Pro, entre los que se destacaban Francisco De Narváez, Gabriela Michetti y Felipe Solá.

Una vez más, como había ocurrido la semana pasada con el Acuerdo Cívico y Social, desde el gobierno se propició un debate centrado en la reforma política, y desde la oposición se orientó más la charla hacia temas vinculados a la pobreza y a las irregularidades en el INDEC.
Randazzo se limitó a escuchar los reclamos y se comprometió en hacer llegar el mensaje a la presidenta, ¿llegará? Esa es la cuestión. Según el diputado Federico Pinedo, otro de los representantes de Unión-Pro en la reunión, “en poco tiempo se va a saber si sirve este dialogo”, y agregó: “apostamos a que así sea”.


Ese poco tiempo del que habla Pinedo corre serios riesgos de prolongarse si las reuniones siguen limitándose a ser meras charlas en las que de un lado se exponen cosas y del otro sólo se escucha pasivamente. Sería más productivo que se empiecen a debatir ideas, al menos para que se vaya marcando el terreno de lo que serán las futuras batallas en el Congreso luego de la larga transición que sufriremos hasta diciembre. Dije sufriremos, porque así será, me atrevo a hacer futurología ante el escenario que se presentará durante estos casi cinco meses en el que parece que todo quedará igual o al menos sin cambios profundos.
El tiempo dirá si la presidenta hace oídos sordos a las peticiones de la oposición que ya todos sabemos y escuchamos desde hace meses, o si realmente prepara proyectos teniendo en cuenta estas propuestas y reclamos.

Por su parte, la jefa de Estado comenzó a entrevistarse con los gobernadores. El jefe de gobierno Mauricio Macri y el gobernador de Chubut Mario Das Neves fueron los primeros en disertar con Cristina Fernández.

Es interesante ver como se paran los políticos frente al poder según sus circunstancias personales. Por su parte, De Narváez y Solá continuaron con su tono duro frente al gobierno, hablando de que tenían pocas expectativas del diálogo, y plantándose con sus reclamos frente al ministro del Interior. Su lugar de diputados electos por la oposición sin la necesidad de obtener beneficios directos del poder para llevar a cabo sus gestiones, les permite seguir con este tono beligerante y hasta se deslindaron de la responsabilidad que les compete, de garantizar la gobernabilidad diciendo que eso sólo esta en manos de la Presidenta de la Nación. Errada percepción según mi humilde punto de vista.



Pero la postura de Macri resultó mucho más mesurada. Durante la campaña compartió con De Narváez (sobre todo) ese tono duro y crítico frente al gobierno, pero ahora son otros tiempos. Con la victoria asegurada de sus colegas, ahora le toca la difícil tarea de seguir gobernando su distrito, que sin la ayuda de los fondos de la Nación se hace imposible. Por eso vimos a un Macri contemplativo y conciliador frente a la Presidenta. Sabe que debe llevarse bien con el poder de turno si pretende gobernar la Capital, por eso no chistó cuando Cristina Fernández le negó el traspaso del manejo de la Policía Federal, algo por lo que el jefe de gobierno reclama desde que asumió.

Esto es una simple muestra de cómo los políticos van cambiando su tono o su discurso según la circunstancia por la que atraviesan a nivel personal, dejando de lado las alianzas endebles que arman con meros fines electorales, para sumar votos, no ideas.

El diálogo continuará durante las próximas semanas, y está bien que así sea, pero si es productivo, no disuasivo y superficial en búsqueda de aquietar las aguas revueltas luego de la derrota electoral del 28 de junio. Habrá que esperar, pero, ¿los millones de pobres pueden seguir esperando el avance de los fríos protocolos de la burocracia política?

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