domingo, 14 de marzo de 2010

GRANDES IMPERIOS DE AYER Y DE HOY

Antes que nada, quería comentarles que este es el artículo número 100 de Panorama Negro, muchas gracias a los que me bancaron leyendo y comentando para enriquecer el blog.
Como les dije en el post anterior, estoy de viaje por América del Sur, por lo que estas líneas van a ser diferentes a las que los tengo acostumbrados. Nunca hubiera imaginado estar escribiendo este artículo centenario en donde estoy ahora.


Para comenzar les cuento un poco acerca de la ruta que seguí hasta llegar a Cusco, Perú, donde me encuentro actualmente. Primero pase por el norte argentino (Tucumán, Salta, Jujuy, Chaco y Corrientes), luego fui al sur de Brasil (Santa Catarina), después pasé por Misiones, y cruce la frontera hacia Paraguay. Allí visité Encarnación, Ibicuí (el parque nacional), Villa Florida, y la calurosa Asunción.

Desde la capital paraguaya fui hasta Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, este hermoso país por donde estuve casi un mes disfrutando de sus valles y su rica cultura.

Algunos de los lugares que visité fueron Vallegrande (donde recorrí la ruta del Che Guevara acompañado por personas que vivieron en esa época), Samaipata, la pintoresca Sucre, Potosí (fui a las valiosas minas de plata y demás minerales saqueados sistemáticamente por los colonos españoles), Uyuni (conocí el salar más grande del mundo), La Paz (la hiperactiva capital), Coroico (un pequeño pueblo turístico cerca de la selva amazónica) y Copacabana (de allí un pequeña embarcación te lleva hasta la asombrosa Isla del Sol, en el lago Titi-Caca), entre otros.
Luego pasé a Perú, conocí a los Uros (pequeñas comunidades que viven en islas flotantes de “totoras”, una especie de juncos de cerca de 2 metros de alto), y llegamos hasta Cusco.

Esta ciudad tiene una riqueza histórica y cultural enorme, que inspira a los sentidos, que deben estar constantemente en alerta para captar la gran cantidad de información que brota de todos lados.


Como muchos sabrán, este fue un sitio de gran importancia para el Imperio Inca, desarrollado entre el año 1000 y 1500 d.C., aproximadamente, por lo que aún se conservan gran cantidad de ruinas de dicho período.


Desde aquí comenzó la gran expansión de esta cultura que llegó a cubrir casi toda la región andina de Sudamérica.


Son innegables los dotes arquitectónicos, metalúrgicos y artesanales de los Incas, pero muchas de sus cualidades son herencias de las culturas previas como la Wari, o la Tiahuanaco, que a su vez absorbieron conocimientos de sus antecesores como los Nasca.
Estar aquí, visitar las ruinas del gran imperio y remover un poco el polvo de aquel pasado de invasiones, etnocidios, agrupamientos conciliados, ayuda a comprender un poco más el presente.


Desde el primer momento del viaje tuve la sensación de que toda la historia se repite, reconvirtiéndose y adaptándose a los tiempos, pero en el fondo cada ciclo tiene la misma esencia, el mismo trasfondo.

Primero los Incas fueron los que dominaron cientos de comunidades y culturas por cuestiones de poder, de dinero, y por religión. Luego llegaron los colonizadores europeos para destruir los cimientos básicos sobre los que se erigía el imperio Inca. Bajo el pretexto de traer la religión y la receta para llegar al reino de los cielos, aniquilaron una cultura de un valor incalculable y se apoderaron de sus riquezas.

Estos procesos históricos de etnocidios encubiertos para saquear pueblos enteros (hasta sus tumbas), tienen grandes correlaciones con la actualidad. Claro que la maquinaria de poder hegemónico se ha ido perfeccionando y adecuando a la modernidad.

¿No les parece similar lo que hace Estados Unidos en Oriente a lo que hicieron los colonizadores allá por el 1500, o los Incas anteriormente?

Bajo el pretexto de llevarle al pueblo afgano e iraquí “el mejor” sistema de gobierno (el democrático), que respeta los derechos de todas las personas por igual, intenta quedarse con las riquezas de esas tierras.

Quizá el dominio físico mediante las armas ya no se use (aunque en el caso de Estados Unidos se sigue implementando), pero el dominio ideológico que impone el discurso hegemónico es mucho más poderoso.

Como se ve, los métodos cambian, las justificaciones se adecuan, pero las finalidades son las mismas: más poder político y económico, las grandes ambiciones de los imperios.

Así, las culturas y las civilizaciones van pasando unas sobre otras (hasta de manera física como se aprecia en las iglesias peruanas, construidas sobre templos incaicos), y la rueda sigue girando. Y en el medio, millones de personas, casi imperceptibles ante estos grandes procesos históricos.

Algún día el poder dominante actual que casi no tiene fronteras y que se infiltra hasta en los lugares más inhospitos del planeta, será pasado y otro ocupará su lugar. Esperemos que ese sea el momento superador para el ser humano, no como este ciclo marcado por el empobrecimiento del hombre sometido a condiciones que poco tienen que ver con su naturaleza.

2 comentarios:

emh dijo...

Gracias... por estar ahi, por representarnos y recordarnos quienes somos.
Espero verte pronto, estrechar tu mano, comer un gran asado fotos y anécdotas mediante, y porque no por primera vez un gran vino.
Leo tus palabras y encuentro cuanto se aclaro tu visión de las cosas. Ojala todo esto tenga mucho ECO.
Un interminable Abrazo.

Martin dijo...

Que bonitos post sin duda, crece el aire patriotico! spy