miércoles, 11 de noviembre de 2009

REFLEXIÓN ACERCA DEL ANIVERSARIO DE LA CAÍDA DEL MURO DE BERLÍN

Hace pocos días Alemania celebró el vigésimo aniversario de la caída del muro de Berlín, esa cortina de hierro que mantuvo dividida a las dos Alemanias (la democrática y la federal) durante 26 años. Por un lado el comunismo (la replública Democrática Alemana, en el lado oriental), y por el otro el capitalismo (la república Federal Alemana, en el lado occidental), seperados de la manera más cruel y patética.





En 1989 se dice que murió el comunismo luego de la caída del muro, que fue una de las expresiones de hartazgo de miles de personas que vivian del lado oriental de la muralla.


Lo cierto es que este acontecimiento recordado con felicidad y alegría, terminó con la denominada Guerra Fría, aquel juego de amenazas y demostraciones de poder entre el occidente capitalista y en oriente comunista, que tenían en vilo al mundo entero por sus poderíos nucleares. Junto con la caída del muro entonces, caía una de las grandes ideologías y formas de gobierno que la humanidad había creado.


Aún quedan algunos restos de tal forma de organización política, económica y social, que demostró su improcedencia con el disgusto que causaba y causa a quienes deben someterse a ella. Así como ahora los cubanos escapan en barcas del regimen, los alemanes escapaban de la Unión Soviética.




Claramente hay una ideología y forma de organización victoriosa, la occidental, la que erige las banderas de la democracia, y bajo lemas de libertad se impuso como el modelo más atractivo frente a los “opresores” comunistas.


El problema es que detrás de esa retórica de libertad y derechos, se esconde un sistema mucho más opresor y que levanta muchos más muros entre todos nosotros, y que ha demostrado ser una fábrica de pobreza y de desigualdad social.


El capitalismo nos ha engañado vilmente a todos. Sus promesas de un mundo ideal frente a las miserias que se vivian en sistemas comunistas se han incuplido, y hoy en día ya no hay salida.

Con esto no estoy proponiendo una vuelta al comunismo, que también ha demostrado no ser el modelo más adecuado de ver y organizar a las sociedad modernas, sino que estoy tratanto de que observe el fracaso de las grandes ideologías de la humanidad.


Ninguna ha podido garantizar la igualdad, la libertad, y la felicidad de los hombres y mujeres. Por eso, hoy más que nunca, hay que buscar alternativas. Ya no se puede producir un quiebre estructural del sistema, pero si se puede conseguir dentro de este universo la autodeterminación de cada sociedad para que cada pueblo logre apaciguar los golpes y el avasallamiento del capitalismo.


Este sistema hace que unos pocos gocen. Otros deberán someterse a condiciones de neo esclavitud para al menos poder acceder a algunos de los beneficios de formar parte de la rueda que hace girar al mundo, y el resto, lo que no sirve, lo que no produce, será aislado y sometido a condiciones deplorables, en las que ni siquiera las necesidades básicas de un ser humano están satisfechas.


El modelo de acumulación no hace más que generar que otros tengan menos, o que no tengan nada. Esto no es ninguna ciencia. Pero también hay que reconocer que el comunismo falló en sus modos de llegar a sus objetivos de igualdad. Entonces frente a esto que tenemos hay que plantear algo nuevo.

Las izquierdas de nuestro país y del mundo deberían dejar de plantear cosas tan retrogradas como el muro de Berlín. El avance del imperialismo no se frenará cerrando las puertas de nuestra casa, se cerrará cuando se concientice a la gente de sus males, y les propongan algo nuevo, innovador, que de verdad respete las libertades individuales y los derechos de todos.


No es tarea sencilla, y de hecho me resigno a ver los nuevos modelos que se plantearán frente al capitalismo, pero al menos para el ahora, busquemos entre todos la salida, o la forma de que no golpee de manera tan severa y cruda en nuestras societies este sistema de fabricar pobreza.

Si no nos involucramos de alguna u otra manera, veremos como todos los males del presente se incrementaran, y las divisiones y los muros que nos dividen crecerán aún más, y ya será tarde.

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