miércoles, 2 de diciembre de 2009

JOSÉ "EL PEPE" MUJICA: EL PRESIDENTE DE LOS URUGUAYOS

Como todos sabrán, José “el pepe” Mujica es el nuevo presidente de Uruguay tras vencer en el ballotage al candidato conservador Luis Lacalle. Quisiera hacer algunas observaciones de este resultado electoral, que reafirma la corriente “populista” en América Latina.

Un nuevo gobierno de izquierda llega al poder, en este caso se mantiene por la muy buena gestión de Tabaré Vázquez, perteneciente al mismo partido que Mujica.

Lo sobresaliente es que por primera vez un ex guerrillero llega a la presidencia de Uruguay. Mujica era líder de los Tupamaros, que combatieron contra las dictaduras militares poniendo el cuerpo en los enfrentamientos. Algunos opositores lo tildan de belicoso y amante de la lucha armada, pero este hombre de 75 años, parece haber dejado muy atrás aquel pasado conflictivo, que entre otras cosas le ocasionó la pérdida de la libertad durante 13 años.





En su discurso una vez conocidos los números de la elección, pidió perdón si su “temperamento de combatiente” hizo que se propasara en alguna declaración, y urgió por la unidad de los Uruguayos. “Ni vencedores ni vencidos, apenas elegimos un gobierno que no es dueño de la verdad”, expresó Mujica, frente a 80 mil uruguayos que lo vivaban.

Sentí envidia por nuestros vecinos cuando escuché los discursos de los políticos que se enfrentaron en el ballotage. Tanto Mujica como Lacalle hablaron de unión, y aceptaron el mandato popular que se expidió en favor del ex guerrillero. “José Mujica será nuestro presidente. Debemos razonarlo y aceptarlo”, declaró Lacalle.

Cuanto tenemos que aprender de Uruguay, al menos nuestra dirigencia política debería mirar un poco más hacia la otra orilla del Río de la Plata. En nuestro país, no sólo se busca la división y el enfrentamiento a través de discursos llenos de rencor y remordimientos, sino que cuando se pierde una elección no se reconoce al vencedor.

Si hay alguien que tendría que sentir rencor por todo lo que vivió es Mujica, pero su edad y su experiencia parece que le hicieron entender que ese no era el camino por el cual llegaría a cumplir sus objetivos, que deben seguir siendo los mismos que cuando era un guerrillero, transformar la realidad de su país en base a su ideología y sus modos de ver y entender el mundo.

Un gobierno que “no es dueño de la verdad”, dijo Mujica, una frase que destella de sabiduría, y que debería ser analizada e interpretada por nuestros dirigentes. Esta reconociendo que hay otras visiones del mundo, que la suya es tan sólo una entre tantas, y que a pesar de que la considere la más legítima, no desconoce a quienes no coinciden.

En nuestro país hay quienes se dicen luchadores, pero sólo pusieron su cuerpo cuando les convino, en los momentos más proclives a hacerlo, y encima están llenos de odio y rencor que enceguece su lectura de la realidad, que no les permite reconocer la otredad, con el daño y los conflictos que eso genera.






Sentí envidia por ese grado de madurez expresado en los discursos de los candidatos uruguayos (que esperemos no quede sólo ahí y se traslade a los hechos), y de que tienen una izquierda que está saliendo del letargo y parece adaptarse a las nuevas condiciones sociales, que exigen nuevas cosas.

Las consignas del pasado ya no son aceptadas, y es hora que las fuerzas progresistas se adapten de alguna manera al siglo XXI para brindar a la ciudadanía otro camino a esta cruenta realidad capitalista. Y creo que Uruguay lo está logrando, y Argentina está muy lejos, y aqua se corre el riesgo de que el progresismo desaparezca con estos gobiernos que usan su fachada y desmerecen el contenido haciendo todo lo contrario.

Por ultimo, sólo quería mencionar el fenómeno de las nuevas clases políticas, más semejantes a sus pueblos. Ya tenemos a Evo Morales en Bolivia, que representa fielmente al pueblo boliviano, de mayoría indígena. Y ahora tenemos a Mujica, este luchador humilde, que no resigna sus costumbres y su cultura, y pese a llegar a lo más alto del poder en su país, continúa viviendo en la misma chacra humilde, cultivando vegetales, criando animales, y hablando el mismo idioma que el pueblo uruguayo.

Estamos en momentos de cambios en todos los niveles de la sociedad, y estas son pequeñas muestras que quizá en algunos años sean más claras, pero que indican que algo se está moviendo. Ya era hora de que nuestros representantes se parezcan más a nosotros en todo sentido, que se salgan de la frialdad de los protocoles y nos hablen cara a cara, con el mismo language.

Basta de copiar recetas extranjeras, observémoslas, tengámoslas en cuenta, pero generemos nuestra propia forma de ser, autodeterminémonos, esa va a ser la forma de salir de este sistema opresivo que genera hambre y desigualdad.

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